Josefa Ignacia Albisu Aranburu, también conocida como Joxpinaxi, nació en Lazkao el 19 de marzo de 1859. Unos años más tarde, en 1885, consiguió acaparar la atención de todo el pueblo al desafiar, disputar y vencer en dos partidos de pelota a mano contra dos hombres en el frontón de Lazkao. El 24 de septiembre de 1938 ella misma narró estos acontecimientos a la Revista Fotos, según indica Santiago Lesmes en su blog La Increíble Historia de la Pelota Vasca:  Joxpinaxi vivía en el caserío Labetxea, situado junto al frontón, y Mateo Lasa en otro caserío cercano. Este e mofaba a menudo de las mujeres, hasta que un día nuestra protagonista se hartó y le dijo: “Mira, Mateo; el otro día dijiste que las mujeres valíamos para poco. Pues yo te digo que hasta soy capaz de jugar contigo un partido donde quieras y tengo la completa seguridad de ganarte». Lasa, a pesar de mostrarse dubitativo al principio, terminó aceptando el reto debido en gran parte a la presión del pueblo, que no paraba de decirle que sería «un cobarde» si no aceptaba. Joxpinaxi tenía la certeza de que iba a ganar el partido, y así lo hizo. El evento causó una gran expectación en el pueblo y alrededores, e incluso llegó a los medios de comunicación. Así narraba la previa del partido La Voz de Guipuzcoa el 6 de marzo de 1885:

 

Noticia de La Voz de Guipuzcoa del 6 de marzo de 1885 | Fuente: Santiago Lesmes, La Increíble Historia de la Pelota Vasca

 

Resulta muy interesante analizar esta noticia, pues puede observarse a la perfección las posturas tan opuestas que mostraron Joxpinaxi y Mateo Lasa de cara a la celebración del partido. Ella, confiada y con ganas de darle una lección a su vecino que continuamente despreciaba a las mujeres, quería que el choque se llevase a cabo por la tarde, para poder atraer la máxima expectación posible. Él, inseguro y asustado por el «ridículo» que supondría ser vencido por una mujer (y que además todo el pueblo fuese testigo de ello), quería evitar a toda costa la asistencia del público. No podía arriesgarse a ver cómo su masculinidad se derrumbaba y quedaba dañada por una mujer. Por otro lado, es también de mencionar la postura escéptica del periódico, que mediante adjetivos como «raro» o «extraño» parece no dar crédito a que una mujer pueda enfrentarse a un hombre, y lo haga con semejante valentía.

Crónica del partido

La crónica del partido recuerda al ambiente de los grandes desafíos históricos de pelota: una fiesta enorme en el pueblo; los caminos atestados de grupos que venían de los caseríos y pueblos cercanos; automóviles provenientes de San Sebastián, Tolosa o Segura; el frontón engalanado con banderas y a rebosar con más de 2.500 espectadores; gente en los balcones y ventanas, encaramados a los árboles y hasta subidos a escaleras para tener una buena visión. Una pareja de la guardia civil y cinco o seis miqueletes (cuerpo de orden público) tuvieron que afanarse para despejar la plaza. Se jugaron, además de la honra, una onza de oro. Además, el padre de Joxpinaxi, José Joaquín Albisu Arres, apostó una vaca a favor de su hija.

Joxpinaxi mostró gran confianza en sí misma. Una anécdota fantástica que revela su carácter se produjo en el sorteo del saque. Su rival, Mateo, sacó una moneda de cobre, de escaso valor, y la lanzó al aire. Pero al caer al suelo ella la pisó, se la devolvió y sacó un duro, mucho más valioso. Sin comenzar el partido había ganado la guerra psicológica: era una advertencia de que iba muy en serio y no se pensaba amedrentar. El marcador final fue contundente: 30-11 a favor de nuestra pelotari en tan solo 20 minutos.

El pueblo entero estalló de júbilo y la noticia corrió como la pólvora por los alrededores. Tanto fue así, que para el mediodía habían llegado caravanas de hombres y mujeres deseando ver un nuevo partido. El alcalde, al ver el revuelo causado, quiso convencer a Mateo para jugar un nuevo partido, pero este se negó rotundamente. Ante su reticencia, el alcalde mandó a buscar a un pelotari con cierta fama, apodado Prancheas. El partido se disputó por la tarde de ese mismo día y Joxpinaxi volvió a ganar.

Al día siguiente, el 9 de marzo, jugó otro partido contra un francés en Tolosa. También el 25 de mayo de 1885 jugó en el frontón de Abando y parece que jugó otro partido más en Ordizia. Su fama fue tal que le hicieron una oferta de 6.000 duros para ir a jugar a América (una fortuna en aquella época), pero ella no quiso dejar su tierra. Los medios de comunicación se hicieron eco de sus hazañas (aunque sin nombrar en ningún momento su nombre y apellidos, fruto de la invisibilización y despersonalización que vivían las mujeres entonces) y artistas como el bertsolari Ramos Azkarate o el pintor R. Gorrotxategi dedicaron algunas de sus obras a Joxpinaxi.

La primera mujer pelotari manista conocida por su nombre y apellidos

Podemos asegurar que Josefa Ignacia Albisu es la primera mujer pelotari manista conocida por su nombre y apellidos, aunque esto por supuesto no significa que fuese la primera en jugar a pelota mano. Las hazañas de Joxpinaxi fueron destacables y sin duda tambalearon las construcciones sociales de la época, pero recordemos que probablemente existieron numerosas mujeres que, aunque no conozcamos su nombre, también practicaron este y muchos otros deportes. Y que las mujeres no irrumpieron de repente en el deporte. Siempre lo han practicado, solo que debido a los ideales y pensamientos establecidos han tenido que ver cómo su acceso a una disciplina globalmente catalogada como «masculina» se restringía y dificultaba.